Aquel que es un auténtico apasionado del fútbol, disfruta de vez en cuando de alguna de esas reposiciones de partidos antiguos (digamos, de hace dos décadas o incluso más). Y le resulta de lo más llamativo lo mucho que ha evolucionado la forma de jugar durante todo ese tiempo.
¿Cómo se ha desarrollado este proceso y cómo ha afectado a la hora de pronosticar un resultado? La apuesta con el código promocional Sportium proporciona un gran número de posibilidades en este sentido.
El fútbol en los albores del presente siglo
Lo cierto es que, para alguien plenamente acostumbrado al fútbol actual, puede resultar desconcertante (o incluso desesperante) ver un partido de esos años. Por encima del rigor táctico y las acciones bien “masticadas”, prima una búsqueda obsesiva y en muchos casos caótica de un último pase definitorio. Por tanto, la posesión del balón es arriesgada constantemente en acciones de incierta o muy difícil resolución. La defensa trata de conectar con la línea de ataque mediante balones largos muy poco meditados y los delanteros permanecen, en muchos casos, totalmente desconectados del juego, en espera de que caiga un balón en condiciones cerca de su posición.
Hay una gran cantidad de espacios para que los jugadores más hábiles realicen acciones individuales que decanten los partidos, superando la última línea rival.
El fútbol a partir del año 2008: la importancia de la posesión
Este año tiene lugar el primero de los tres triunfos consecutivos en grandes torneos de la Selección Española. Comienza a cobrar vigencia una nueva manera de entender el juego, basada en un alto porcentaje de posesión de balón y la presión alta.
Ahora, el balón se saca jugado desde la defensa, lo cual favorece la presencia de un jugador de enganche, con gran calidad técnica, entre esta y el centro del campo. El compañero ha de mantenerse en constante movimiento para proporcionar apoyo y oportunidad clara de pase a quien tiene el balón. La defensa rival se repliega y forma líneas cerradas. Lo cual, a su vez, obliga a realizar rupturas y desmarques cerca del área rival. La posición de delantero centro pasa a ser móvil y no tanto una referencia posicional. Cuando se pierde el balón, la misma línea de ataque presiona a la defensa rival de manera instantánea, reduciendo espacios y dificultando mucho que esta sea capaz de organizar la jugada. Se defiende con el balón.
El juego durante los últimos años: el fútbol control y las transiciones rápidas
Todos los equipos han ganado en calidad técnica, toque de balón y rigor táctico. Las defensas cerradas, cada vez más difíciles de desarbolar, han obligado a apostar por transiciones más rápidas (eliminando pases de seguridad cerca del área rival). Los porteros y defensas han ganado en salida de balón. Los equipos modestos son capaces de imponerse a los más poderosos gracias a defensas bien armadas y contraataques veloces y precisos, que causan estragos ante equipos volcados al ataque.
Un precursor de este estilo sería el combinado alemán, campeón en el Mundial del año 2014, más o menos en esas mismas fechas en las que el Córdoba lograba su último ascenso a la Primera División.
Durante los últimos años comienzan a imponerse claramente aquellos equipos que suman jugadores capaces de aunar la técnica con un gran despliegue físico.
La evolución de los pronósticos
En general, se puede decir que la posición predominante de los grandes equipos se ha visto reforzada durante la última década a nivel de resultados. Estos tienden a controlar mucho mejor los partidos y en muy rara ocasión sufren de una derrota abultada (siendo estas a manos de equipos de similar potencial).
Si se analiza el número de puntos obtenidos por los equipos campeones, se constata que este ha ascendido considerablemente.
Allá por los primeros años del presente milenio, el primer clasificado sumaba en torno a los 75-80 puntos, con aproximadamente un 60% de victorias.
Un mayor control del juego permitió que este número se disparase desde 2008, hasta llegar a los 100 puntos en sendas ocasiones, y superando el 80% de victorias.
Finalmente, los equipos más modestos se han ido adaptando y aprendiendo a contrarrestar el dominio técnico y táctico de los equipos grandes. Y los últimos campeones han logrado imponerse en cerca de un 70 % de las ocasiones.