Es indudable que el deporte repercute positivamente en la salud de las personas: favorece la calidad del sueño, contribuye a mantener el peso, reduce riesgos de enfermedades cardiovasculares (del corazón) y derrames cerebrales, minimiza el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer (de pulmón, vejiga, riñón…), fortalece huesos y músculos, mejora la movilidad, etc.
Ahora bien, aunque practicar deporte es importante, también es necesario mantener una dieta adecuada a la intensidad del ejercicio físico que se realiza, y elegir una actividad que se ajuste a las capacidades de cada individuo. Por ejemplo: los deportes que implican un fuerte impacto (correr, saltar…) no suelen ser recomendables para personas con escoliosis (desviación de la columna vertebral). En estos casos, se aconseja valorar con un traumatólogo qué deporte resultaría más adecuado según la gravedad de la escoliosis, que puede ser más o menos pronunciada. Por lo general, para estos pacientes, se recomienda hacer ejercicios moderados como pilates.
Por otro lado, conviene valorar qué riesgos puede conllevar la realización de deporte en ciertas personas a largo plazo. Concretamente, los atletas pueden tener hasta el doble de riesgo a la hora de sufrir insuficiencias cardíacas que quienes practican deporte de resistencia.
De igual modo, el deporte también ha de adecuarse a las mujeres: es frecuente que las mujeres deportistas sufran pérdidas de menstruación debido al gasto calórico que implica el entrene habitual, sumado a las grasas que se queman y al estrés al que se somete el organismo. Hoy día, los entrenamientos se diseñan teniendo muy presente la nutrición del deportista, para que esta clase de circunstancias no se produzcan o, al menos, no lo hagan tan frecuentemente. Así es posible garantizar una salud completa en la mujer deportista.
Todo este panorama anterior permite hacernos una idea global de que el deporte tiene beneficios, pero siempre y cuando se practique de forma adecuada y no se cometan excesos. Las acciones que hacemos en el día a día pueden favorecer o perjudicar el rendimiento físico en la práctica de deporte. No sólo es importante la nutrición y la intensidad del ejercicio, sino también las relaciones sexuales, que al parecer pueden también influir en el rendimiento de los deportistas.
¿Hasta qué punto repercuten las relaciones sexuales previas a un partido en el rendimiento deportivo? En este artículo intentamos dar respuesta a esta cuestión para quienes alberguen dudas al respecto.
Edad Antigua: Grecia y Roma
Dos de las civilizaciones que más han marcado la historia de los pueblos mediterráneos son Grecia y Roma. En ambos casos, se pensaba que la abstinencia de relaciones sexuales era vital para los deportistas, previamente a participar en algún acto deportivo. Independientemente de que el sexo era considerado de vital importancia y de que se han encontrado numerosos dildos o, incluso, juguetes anales, la abstinencia antes de las competiciones o batallas era muy importante. Se consideraba que el semen dotaba de fuerza y virilidad a los hombres, con lo que su expulsión al exterior, producida por el acto sexual, podía reducir el rendimiento.
Edad contemporánea: divergencia de opiniones
Muhammad Ali
Conocido boxeador que se autoimponía abstinencia sexual en las semanas previas a los combates.
Rinus Michels
Entrenador de la selección holandesa que sí permitió a sus jugadores, en el año 1974, estar en los hoteles junto a sus novias y esposas. No se tiene una constancia exacta de si los jugadores tuvieron o no relaciones la noche previa a los partidos que disputaron en el Mundial del 74. Ahora bien, Holanda (con mayor rigor, Países Bajos) no ganó la Copa, pero quedó subcampeona, además de pasar a ser apodada «La naranja mecánica» por la calidad que demostró la selección en este Mundial.
Luis Enrique
En el caso de Luis Enrique, quien ha sido seleccionador de España hasta hace poco, considera que si se practica con moderación, las relaciones sexuales no habrían de suponer un problema por sí mismas. El problema radica en si es un «bacanal», lo cual queda claramente desaconsejado por el también exfutbolista.
¿Qué indica la ciencia?
Ya sabemos la postura de algunos entrenadores. Quienes optan por recomendar abstinencia a sus jugadores aluden a la inversión de energía que conlleva una relación sexual. La ciencia no tiene pruebas como tales de que la práctica de sexo la noche anterior conduce a un descenso en el rendimiento deportivo. Practicar sexo equivale a subir dos o tres pisos de escaleras, con lo que hay gasto energético, pero tampoco demasiado como para que el jugador no pueda reponerse previamente al partido.
No obstante, sí es aconsejable que las relaciones sexuales no supongan un motivo de distracción al jugador (lo que sí podría repercutir negativamente en su rendimiento) ni que vayan acompañadas de consumo de alcohol y/u otras sustancias que, claramente, pueden perjudicar al organismo.
Dejar un tiempo prudencial sexo-deporte
Tanto en el caso de ellos como en el de ellas, dejar un tiempo prudencial de dos horas es conveniente, para garantizar que el organismo ya ha vuelto completamente a la calma tras las experiencia sexual. Al igual que sucede con el deporte, las relaciones sexuales han de practicarse como parte de una vida equilibrada.
